Sencilla y sincera. La conductora de Unitel, y ahora soberana de la fiesta grande de los cruceños, soñaba con la corona desde pequeña, pero la veía inalcanzable porque sabe que no viene de cuna de oro. Al darle la oportunidad a ella, le dieron el mejor regalo a Santa Cruz.
Gracias a ella, los hombres fuertes de los Picarones saben lo que son los zapatos boca de pescado, los canutillos y el color verde menta, entre otros asuntos tradicionalmente femeninos. Ya están embalados. Además, con una sonrisa de Anabel Angus Arza, ¿quién se resiste? Indiscutiblemente, la comparsa metió un golazo al elegirla soberana del Carnaval 2015.
¿Cómo te abordaron?
Primero por el Facebook, después de Carnaval. Y a una semana de que salieran elegidos coronadores me llamaron a una reunión para saber si yo tenía intenciones de ser reina. Les dije que sí, siempre que fuera algo bien organizado, porque alinearlo con mi trabajo era una buena opción. Nos reunimos cuatro o cinco veces y en estas dos últimas semanas los Picarones se juntaron con la gente de Unitel. El viernes 5, a las 21:00, se llegó a un acuerdo.
¿Qué fue lo más difícil de la negociación?
Que cumpla con mi agenda como reina del Carnaval con la sociedad, con los Picarones y los compromisos que ellos tienen, y cumplir con mi responsabilidad en el canal. Era muy complicado por los horarios; ellos buscaban no desgastarme para que llegue hasta febrero feliz.
¿No fue obstáculo la visita a otros medios?
No, más bien me encantó la actitud del canal, porque además de ver mis horarios, lo otro era cómo hacer que Anabel vaya a todos los medios y la reciban, que la vean como la reina, que no piensen que tiene puesta la camiseta roja. La negociación fue larga, no por un tema de si es reina o no, sino de hacer las cosas bien. Disfruto mucho ir a los medios, lo que sí es raro es ser entrevistada, estoy acostumbrada a entrevistar.
¿Cuál es tu acuerdo con el canal en cuanto a los horarios?
Ahora la agenda no es muy intensa. Estos primeros días sí, por mi presentación, y hasta la otra semana porque comienza la Fexpo. Las otras semanas me adecuaré a los tiempos libres del canal porque voy a trabajar normalmente, porque la mayoría de las actividades y los viajes a provincia son los fines de semana. En enero, trabajaré de lunes a miércoles en el canal, los jueves y viernes tendré libre para preparar las precas e ir a los medios; y en febrero tendré vacación.
El carisma te fluye, pero vas a lidiar con el cansancio ¿Mantendrás tu sentido del humor?
Sé que puedo imaginar cómo será mi rutina, pero no la entenderé hasta que pase. Decidí asumirlo.
¿Es cierto que te llamaron antes para ser reina?
Solo una comparsa, tuvimos algunas charlas informales, pero nunca hablaron con la gente del canal, y mi rutina no ayudaba a que dé el paso. Estaba en mi examen de grado, empezando Yo me llamo.
Tu nombre suena desde hace rato ¿Qué te hace atractiva para llevar la corona?
Creo que es el personaje que tengo en la tele. Siempre me vieron alegre y en interacción con el público, es lo que soy. Al tenerle cariño al público, recibo lo mismo de él y los coronadores buscan a alguien que llegue a las calles, sin cansancio.
Cuando se dio la noticia de que eras la reina, en las redes la alegría casi fue unánime...
Quedé sorprendida, quería llorar al leer los comentarios. Aporta que la gente se crio conmigo, hace 12 años que estoy en la TV, comencé chiquitita y me vio crecer, conoce mis aciertos y errores.
¿Quiénes sabían que eras la reina?
La comisión de los Picarones, Unitel, mis padres y mi cortejo. Mi papá es poco expresivo, me dijo: “Está bien hija, es lo que usted quería y la vamos a apoyar”; mi mamá no habla mucho, llora; mi hermanito menor me agarraba a besos, me abría la puerta diciendo: “Hay que tratarla bien, porque mi hermana es la reina”; en la presentación me llevaba toallitas y agua. Mi cortejo nunca antes saltó en Carnaval, ahora es un picarón más. Mis colegas están emocionados, lloraban a la par de mí; me aconsejan.
¿Pensaste ser reina?
De chiquitita soñaba con ser reina, pero lo veía inalcanzable porque había la mentalidad de que para lograrlo se necesitaba tener dinero. Entonces me concentré en la tele y el sueño no persistió, hasta hoy. Y la noche de mi presentación tuve conciencia de que el centro era yo, tuve nervios, pero el pueblo me inyectó algo que desconozco
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