Monday, January 26, 2015

Anabel, la reina sin pedestal

Atiborrado de gente. Así lució todo el trayecto de la tercera precarnavalera. Desde la plaza 24 de Septiembre hasta el Cristo, no entraba un alfiler. El entusiasmo del pueblo fue evidente, no solo por la cantidad, sino por los ánimos, especialmente cuando aparecían los Picarones y Anabel Angus, que volvió a descender del carro y regalar su inigualable carisma.

Como ya es costumbre, abrieron el espectáculo 14 ballets, seguidos por los coronadores, con la temática Entre bicubicus y trompos, que rescató del olvido los juegos de la vieja Santa Cruz. Le siguieron las comparsas tradicionales, algunas de las cuales, como los Ponedores, se destacaron por el esfuerzo en los trajes, aunque no recibieron la misma atención que los Picarones de parte de la guardia carnavalera y de los gendarmes municipales, que prácticamente los abandonaron, sobre todo al final del recorrido.

Con esta preca se cierran las presentaciones tradicionales, ya que la cuarta y última, este sábado 1 de febrero, tendrá alegorías universales.

SOCIAL ÓMETRO
​LO BUENO, LO MALO Y LO FEO
En general, fue muy positiva

- SUMARON PUNTOS
Los Picarones se lucieron con la vestimenta y Anabel se robó el show. El público estuvo animadísimo y la cita empezó puntualmente.

- SIGUE EL DESORDEN
Sobre todo cuando pasan los coronadores. Se controló más a la prensa y menos el uso de espuma, como se había anunciado.

- LOS DEMÁS EXISTEN
Es muy evidente que el control se concentra en torno a la reina del Carnaval y se abandona a las otras comparsas.


OPINIÓN
La ropa fue lo más fuerte de los coronadores
Max Torres, EXPERTO EN MEDIOS Y
DOCENTE UNIVERSITARIO

La tercera preca cerró el ciclo de las presentaciones tradicionales y sin embargo se notó mucho, sobre todo en las alegorías de los ballets, trajes rimbombantes que no reflejan los materiales originales del oriente.

En cuanto a los Picarones, fue su presencia más fuerte porque tiene mucho que ver con la esencia del Carnaval, la alegría, ya que los juegos, como el bicubicu y el trompo, significan entretenimiento, además impulsan la recuperación de estas actividades lúdicas.

Indudablemente, Anabel tiene un magnetismo y una popularidad muy grandes que aumentan las emociones y la euforia colectiva. El gesto de ella de bajarse del carro, en medio de los fuegos artificiales, en plena plaza principal y junto a la catedral, es el momento más sublime del Carnaval, es el éxtasis porque es la verdadera fiesta, sana, sin alcohol, con alegría.

El público aprendió a convivir con la reina porque ella se le acerca y hasta los carros se elaboraron de forma funcional para facilitar esta intimidad.

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