El cansancio no se nota en la calle Ballivián. Y la devoción por la reina, Anabel I, sigue intacta. Han pasado ya tres días de Carnaval y siguen las ganas de fiesta y sigue la convicción de que la reina es la gran protagonista del evento que más quieren los cruceños.
La última tarde de Carnaval Anabel I intentó corresponder las atenciones de los carnavaleros. Las bandas y los fiesteros se peleaban amistosamente por arrancarle un abrazo y posar para hacerse una fotografía. Y, pacientemente, Anabel, correspondió.
La soberana avanzó lentamente por las calles pero muy satisfecha porque la gente haya salido de los garajes. "Estamos cerrando el Carnaval con broche de oro", dijo Anabel, que presenció la guerra de bandas en la calle Warnes esquina La Paz.
Con pañuelo anudado a la cabeza, totalmente pintada y acompañada de los Picarones y su cortejo, Anabel I afrontó su tercer día de Carnaval comprometida con la causa de que la fiesta se celebre en las calles. Su paso fue muy lento en parte también por la masiva presencia de medios de comunicación. Su popularidad se demostró con que todo el mundo quería sacarse una foto con ella.
Y los comparseros se fusionaron en las calles sin importar su origen. Las casacas ya casi no se distinguen por culpa de la pintura. El espíritu del Carnaval cruceño en su esplendor. Impulsado por una reina que se ha ganado el corazón del pueblo.
Por su parte, Marco Antelo, él eterno enamorado, acompañante de Anabel esta muy contento con su primera experiencia carnavalera.
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